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El 80% de la población global teme los efectos de la inteligencia artificial, pero el 66% ya la usa a diario

  • anaclarapaz78
  • 26 jun
  • 3 Min. de lectura

Un estudio de KPMG y la Universidad de Melbourne en 47 países revela que, aunque el 80% de la población teme los riesgos de la IA, el 66% la usa regularmente sin formación. El 61% no recibió capacitación y el 48% admite no saber cómo funciona


Montevideo, 26 de junio de 2025. La Universidad de Melbourne y KPMG presentaron los resultados de una investigación internacional que analiza cómo las personas usan, perciben y valoran la inteligencia artificial en distintos ámbitos de la vida cotidiana. El relevamiento incluyó a más de 48.000 personas en 47 países y es considerado uno de los más amplios hasta el momento sobre este tema.


El 66% de los encuestados afirmó usar herramientas de IA de forma regular e intencionada, tanto en el entorno laboral como personal. El uso es especialmente alto entre estudiantes universitarios o terciarios, donde alcanza al 83%. En el ámbito laboral, el 58% de los trabajadores incorpora IA a sus tareas, con una diferencia marcada entre regiones: en países emergentes el uso llega al 72%, mientras que en economías avanzadas se ubica en 49%.


La formación en el tema no acompaña ese nivel de adopción. El 61% no ha recibido ningún tipo de capacitación en IA, y solo el 39% accedió a alguna forma de educación, ya sea formal o informal. El 48% señala tener poco conocimiento sobre su funcionamiento, aunque tres de cada cinco personas creen que pueden usarla con eficacia.


El informe muestra que la aceptación de estas herramientas es alta, con un 72% a nivel global. Sin embargo, la confianza es más limitada: el 54% se muestra cauto. En países emergentes, la confianza en la IA alcanza el 57% y la aceptación el 84%; en economías avanzadas, estas cifras bajan al 39% y al 65%, respectivamente.


Respecto a los efectos percibidos, el 75% de las personas dijo haber experimentado beneficios vinculados a eficiencia, acceso a información, personalización de servicios y mejoras en procesos. A la vez, el 80% expresó preocupación por riesgos como la pérdida de privacidad, los ciberataques, la desinformación, la reducción de la interacción entre personas, la dependencia tecnológica y el posible impacto en el empleo. Un 42% considera que los beneficios superan a los riesgos, mientras que un 32% sostiene lo contrario. En las economías avanzadas, el escepticismo es más pronunciado.


En el trabajo, se destacan mejoras en la eficiencia, en el uso de habilidades y en la generación de ingresos. También se advierten problemas: el 50% prefiere usar IA antes que interactuar con colegas, más de la mitad ha cometido errores por un uso inadecuado, y casi el 50% ha compartido datos sensibles en plataformas públicas. En varios casos, los empleados evitan mencionar que utilizan estas herramientas, lo que señala fallas en la formación y en la gestión interna de su uso.


En el plano educativo, los estudiantes destacan el apoyo que reciben para organizar tareas y reducir la carga académica. No obstante, entre el 25% y el 33% admite que se ha reducido su capacidad de análisis o colaboración. Cuatro de cada cinco estudiantes dicen dedicar menos esfuerzo al estudio debido a la posibilidad de apoyarse en IA. Dos de cada tres no informan su uso al presentar trabajos. Solo la mitad de los centros educativos consultados tiene políticas claras sobre el uso de estas herramientas.


En relación con la regulación, el 70% de las personas cree que es necesario contar con normas específicas sobre IA. Apenas el 43% considera que la legislación actual protege adecuadamente a la ciudadanía. El 76% apoya la creación de marcos legales internacionales, el 69% espera regulaciones a nivel nacional, y el 71% sugiere esquemas compartidos entre gobiernos e industria. El 87% considera importante contar con normas específicas para abordar la desinformación generada por estas tecnologías.


El estudio también muestra diferencias notorias entre regiones. En países como India, China, Nigeria, Egipto, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, se observa mayor confianza, aceptación y nivel de formación en IA. En contraste, Estados Unidos, Alemania, Japón y Francia muestran un crecimiento del uso acompañado de mayores niveles de preocupación. Esta diferencia podría tener impacto en la dinámica económica global, en la medida en que los países emergentes incorporen estas herramientas de forma más decidida.


El informe plantea que el uso de la IA seguirá en aumento, aunque persisten brechas en formación, supervisión y reglas claras. La adopción es rápida, pero el desarrollo de marcos para su aplicación aún presenta desafíos.

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